Se considera que esta
problemática de la prostitución infantil es un flagelo que invade no solo
nuestra ciudad, sino nuestro país e incluso el mundo entero, y mientras la
pobreza, la falta de oportunidades en la sociedad, la marginalidad y a miseria
sigan en aumento, “este oficio” se constituirá cada día más necesario para
nuestra sociedad más vulnerable, los niños, niñas y jóvenes.
Hay que educar al niño, alfabetizar al joven y hacer crear conciencia al adulto de que esta no es la salida a sus problemas, que la práctica de la prostitución no soluciona, no aporta nada positivo, que lo que hace es acabar con su vida, su salud, atentar contra su moral y a tropellar sus valores como ser humano, como persona social.
Es importante que las instituciones que han desarrollado investigaciones en esta problemática, luchen por su solución, porque desafortunadamente se quedan cortas, pues la mayoría de las investigaciones se quedan en la primera parte la detección del problema, sus causas y consecuencias, pero no continúan con la aplicación –ni siquiera plantean soluciones- de estrategias metodológicas que aporten soluciones aun sea en parte de este problema social, local, nacional y mundial que nos afecta, porque impide en cierta medida el desarrollo social, cultural, económico y político de país; ya que está acabando con nuestra población infantil, los futuros hombre y mujeres de nuestro mundo, en manos de quienes probablemente estaría el progreso de nuestra sociedad.
Se puede pensar en desarrollar interdisciplinaria e interinstitucionalmente acciones de intervención a nivel nacional para menores de 18 años vinculados a la prostitución mediante programas de prevención, capacitación, asistencia y atención integral; aumentando así sus probabilidades de sobrevivir a los riesgos de infección asociados a ella y al abandono social.
Se pueden crear centros de capacitación, participación, concentración y sensibilización para multiplicadores.
Crear más centros u hogares que acojan esta población afectada con atención psicológica, terapéutica, educativa y lúdica permanente, lugares en los que estos niños, niñas y jóvenes hallen un espacio donde les permitan identificar sus limitaciones y posibilidades, expresar sus necesidades y deseos en la búsqueda de un apoyo que les facilite la desvinculación de la calle y del trabajo sexual; donde vallan adquiriendo poco a poco conciencia sobre lo que ha sido su historia y vislumbrar la necesidad de cambio desde sí mismas y no impuestas por otras.
Sin embargo, ante este problema de la prostitución muchos piensan que es algo rentable, que muchos de los niños que la practican lo hacen también por gusto, no por necesidad con un valor agregado, que es el dinero, pues muchos de los niños son personas ambiciosas y descubren que en este oficio se gana mucho por poco trabajo. Por otro lado muchas de las proxenetas hoy en día están velando por defender a la prostitución, buscando legalizarla como un trabajo que tiene valor y peso dentro de la sociedad y que puede ser comparado con muchos otros oficios, ya que lo consideran algo del común.
Hay que educar al niño, alfabetizar al joven y hacer crear conciencia al adulto de que esta no es la salida a sus problemas, que la práctica de la prostitución no soluciona, no aporta nada positivo, que lo que hace es acabar con su vida, su salud, atentar contra su moral y a tropellar sus valores como ser humano, como persona social.
Es importante que las instituciones que han desarrollado investigaciones en esta problemática, luchen por su solución, porque desafortunadamente se quedan cortas, pues la mayoría de las investigaciones se quedan en la primera parte la detección del problema, sus causas y consecuencias, pero no continúan con la aplicación –ni siquiera plantean soluciones- de estrategias metodológicas que aporten soluciones aun sea en parte de este problema social, local, nacional y mundial que nos afecta, porque impide en cierta medida el desarrollo social, cultural, económico y político de país; ya que está acabando con nuestra población infantil, los futuros hombre y mujeres de nuestro mundo, en manos de quienes probablemente estaría el progreso de nuestra sociedad.
Se puede pensar en desarrollar interdisciplinaria e interinstitucionalmente acciones de intervención a nivel nacional para menores de 18 años vinculados a la prostitución mediante programas de prevención, capacitación, asistencia y atención integral; aumentando así sus probabilidades de sobrevivir a los riesgos de infección asociados a ella y al abandono social.
Se pueden crear centros de capacitación, participación, concentración y sensibilización para multiplicadores.
Crear más centros u hogares que acojan esta población afectada con atención psicológica, terapéutica, educativa y lúdica permanente, lugares en los que estos niños, niñas y jóvenes hallen un espacio donde les permitan identificar sus limitaciones y posibilidades, expresar sus necesidades y deseos en la búsqueda de un apoyo que les facilite la desvinculación de la calle y del trabajo sexual; donde vallan adquiriendo poco a poco conciencia sobre lo que ha sido su historia y vislumbrar la necesidad de cambio desde sí mismas y no impuestas por otras.
Sin embargo, ante este problema de la prostitución muchos piensan que es algo rentable, que muchos de los niños que la practican lo hacen también por gusto, no por necesidad con un valor agregado, que es el dinero, pues muchos de los niños son personas ambiciosas y descubren que en este oficio se gana mucho por poco trabajo. Por otro lado muchas de las proxenetas hoy en día están velando por defender a la prostitución, buscando legalizarla como un trabajo que tiene valor y peso dentro de la sociedad y que puede ser comparado con muchos otros oficios, ya que lo consideran algo del común.
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